ACTUALIDAD /onesta / ONESTA FORESTAL, AUTOEFICIENCIA ENERGÉTICA
Utilizamos el 100% de la materia prima de nuestro aserradero en Burgos y generamos energía limpia para abastecer las instalaciones.
El uso de madera de proximidad, la gestión logística y una flota propia de última generación nos ha permitido reducir la huella de carbono en más de un 50%.
En Onesta trabajamos con criterios de sostenibilidad y circularidad, lo que nos permite alcanzar una gestión eficiente y responsable de nuestros recursos. Dos ejemplos de ello son nuestras divisiones Forestal y Logística. Desde Onesta Forestal gestionamos de forma sostenible nuestro aserradero en la provincia de Burgos, donde producimos madera aserrada de pino de masas forestales, tanto naturales como repobladas, en un entorno de 200 km.
El aprovechamiento del tronco es total, consumiendo el 100% de la materia prima:
De hecho, esta biomasa es la única fuente de energía que utilizamos para secar la madera y llevar a cabo el tratamiento fitosanitario NIMF15 en la madera de embalaje industrial. Un alto porcentaje del resto de energía necesaria para el funcionamiento de la planta la adquirimos de nuestras placas solares.
Por otro lado, en nuestra división de Logística contamos con una nueva flota de más de 20 camiones de baja emisión y menor consumo de combustible, de los cuales seis están asignados en exclusiva para la gestión autoeficiente del aserradero. De esta forma, garantizamos la fiabilidad en los plazos de entrega del producto a nuestros almacenes y clientes.
El uso de madera de proximidad, la combinación de transportes con retorno entre la serrería y nuestros almacenes y el hecho de contar con una flota propia de última generación nos ha permitido reducir la huella de carbono en más de un 50%, contribuyendo a la reducción de gases de efecto invernadero.
La madera se emplea cada vez más en la construcción. Esto tiene un efecto muy positivo en el entorno, ya que se crean sumideros de carbono naturales y espacios más orgánicos y saludables. Las masas forestales son más vigorosas y se gestionan mejor, asegurando su continuo cuidado y repoblación que, a su vez, permite que los árboles en crecimiento capturen más CO2 de la atmósfera. Al tratarse de un recurso local y de proximidad, la huella de carbono de la industria maderera es muy inferior a la del resto de materiales tradicionales usados en la construcción como el hormigón, el acero o el ladrillo, cuya producción requiere muchas más energía y emisiones contaminantes.